1. Bio

Ecologista autodidacta, exploradora, artista, miembro del Explorers Club de Nueva York y fundadora de Endangered Rainforest Rescue, una organización sin ánimo de lucro dirigida por mujeres e indígenas que trabaja para restaurar la biodiversidad de especies de árboles en peligro de extinción y proteger las tierras de los pueblos indígenas de la zona del tapón del Darién de Panamá. A través de su trabajo como artista, da nueva vida y visibilidad a maderas tropicales raras procedentes de especies en peligro de extinción y, al mismo tiempo, lleva a cabo una activa investigación científica, con resultados reconocidos por instituciones como el Smithsonian y el Yale Environmental Institute. Los objetivos principales de su trabajo son la reforestación de áreas en riesgo, el fortalecimiento de las relaciones con las comunidades indígenas y la resolución de la disparidad de riqueza entre el norte y el sur del mundo.

2. El poder de un sueño

Todo empezó en la universidad, mientras perseguía el sueño de graduarme. Para pagar mis estudios, trabajé a tiempo completo en una empresa constructora. Entre otros materiales se encontraba esta madera especialmente cara. Me fui a Centroamérica para aprender más y tal vez obtener unas condiciones comerciales ventajosas. Una vez allí, me quedé abrumada por la belleza de la selva tropical. Supe al instante que no quería participar en su destrucción. Mi sueño se convirtió, primero, en dar voz a estas especies desconocidas y maravillosas a través de mi arte y, luego, en protegerlas de la extinción. Este es el poder de un sueño: te llama antes de que te des cuenta. Cambia junto con tu conciencia, encuentra formas nuevas y más grandes y te coloca en esa fuerte conexión con la vida que da sentido a toda tu existencia.

3. Mi viaje hacia la belleza real

Es un viaje íntimo y, al mismo tiempo, de intercambio. Empezó por enamorarme del bosque, pasando por obras de arte nacidas de madera muerta, de especies en peligro de extinción, transformadas después de que los expertos me dijeran que no había forma de trabajarlas. Una metáfora perfecta para testimoniar que, con la dosis adecuada de amor, dedicación y perseverancia, cualquier peculiaridad puede potenciarse. Descubrí una belleza increíble al aprender por mí misma incluso lo que otros me decían que no podía hacerse. Belleza en extraer con mente abierta el conocimiento de los demás, aprendiendo de la vida real, fuera de las aulas académicas. Belleza en la cultura de las poblaciones del Darién, que enseña un mundo basado en el intercambio mutuo y no en la opresión de una parte sobre la otra.

4. Lo que he aprendido y no olvidaré

He experimentado que se puede aprender mucho de la vida real, de las personas. Cuando algo nos llama, debemos dejar de preguntarnos si estamos lo suficientemente cualificadas y lanzarnos a la piscina. Especialmente nosotras, las mujeres, debemos liberarnos de la sensación de no ser suficientes. La naturaleza nos enseña todos los días que la mayor belleza nace de la peculiaridad, que muchas veces se abre paso de formas inesperadas y que estamos llenas de recursos. Lo que sueño para todas nosotras es un escenario más grande. Merecemos más espacio para mostrar nuestra belleza, la que surge de nuestros corazones y de nuestras capacidades: es una urgencia que pertenece al mundo entero.