1. Bio
Artista afgana, fotógrafa, curadora, expositora, autora del libro de fotografía Beauty Amid War y fundadora de la Mastooraat Organization. La más joven entre las 10 primeras galardonadas con el premio internacional Hypatia en 2021 y el Rising Talent Ambassador del Women’s Forum de 2022. Licenciada en Ingeniería Industrial y posteriormente también en Arte Fotográfico por la Universidad de Teherán. Docente de la Facultad de Arte de la Universidad de Kabul de 2018 a 2019, tuvo que abandonar el país tras el regreso de la dictadura talibán. Colabora activamente con el ACNUR y la ONU Mujeres para apoyar los derechos de las mujeres y los refugiados. Sus obras cuentan poderosas historias de identidad y feminidad en Afganistán.
2. El poder de un sueño
Mi mayor sueño cuando era niña era ver el mundo, las personas, los colores y los diferentes tipos de vida. De ahí saqué las fuerzas para luchar, alejarme de un sistema social lleno de restricciones y conquistar mi libertad. Hoy esa libertad es la fuerza que alimenta un nuevo sueño: poder dar voz con mi arte a todas esas mujeres que todavía están enjauladas. El sueño de justicia es más poderoso que cualquier régimen y cualquier guerra, y me ha mostrado el camino para liberar de restricciones la belleza y la resiliencia de muchísimas mujeres, al menos en sentido figurado. Lamentablemente no puedo liberarlas una por una, pero puedo darles el consuelo de saber que no están destinadas al olvido y que el mundo conocerá su historia.
3. Mi viaje hacia la belleza real
Mi viaje hacia la verdadera belleza está compuesto por miradas intensas y orgullosas que perforan el silencio de la opresión. Son los ojos de las mujeres afganas que viven en zonas de guerra, pero también son el deseo de resiliencia de cada mujer librando su propia batalla. La verdadera belleza es poderosa y se mueve desde dentro. Es necesario romper los estereotipo con los que nos definen, poner en circulación la versión más auténtica de nosotras mismas. Esto nos emancipa, rompe esa narrativa que nos quiere sumisas y sin esperanza. Esto puede inspirar y encender chispas de resiliencia incluso en los rincones más oscuros. No hay mayor belleza que la de un alma que se reconecta con su dignidad.
4. Lo que he aprendido y no olvidaré
Inmortalizar la belleza es un camino hacia la salvación. Los sueños, los deseos que sentimos de forma más instintiva, a menudo nos muestran el camino para hacer nuestra contribución al mundo. Es importante no dejarnos detener por la narrativa que la sociedad ha preparado para nosotras. Una narrativa manipulada de la belleza es otra forma de quitarnos el poder. Pero si la conectamos con nuestras propias sensaciones, se transforma en resiliencia. Retratar la auténtica belleza es una poderosa herramienta para luchar contra la opresión y crear conciencia. Sueño con la paz para todas: de ser, de expresarnos, de tener el lugar adecuado en el mundo.