SOLO HAY REDES SOCIALES Y APARIENCIAS. ¿QUÉ HACEMOS CON LA VIDA REAL?
El mundo acelera, las referencias cambian y las redes sociales son hoy en día el lugar en el que las personas vierten la necesidad de que se las vea, escuche y se sepa que existen. ¿Pero qué pasa si las utilizamos para recordar a la gente a que se conozca en persona? Este es el camino repleto de humanidad y de contactos reales que lleva adelante el proyecto Cenas Adivina. Se empieza desde lo virtual para recordar a las personas el placer de darse la mano y estar alrededor de una mesa llena de comida en la dimensión de «carne y hueso». Este proyecto, que se inspira en los almuerzos en casa de la abuela, es consciente de que el lenguaje y los instrumentos cambian y los utiliza como amplificadores para devolver la voz a la importancia del contacto humano sin estereotipos ni expectativas falsas.
Las redes sociales se han convertido en el lugar donde la gente expresa su necesidad de que se la vea, de que se la escuche y de demostrar que existe. Pero, ¿qué pasaría si las utilizáramos para que las personas volvieran a conocerse en persona?
No hay ninguna cruzada ni deseo de volver al pasado en la forma en que Silvia y Ana nos contaron su proyecto. Lo que se ve es el deseo muy vivo y contagioso de compartir algo que aman mucho para evitar que se pierda. Lo que hace Cenas Adivina es añadir a los lenguajes del presente el recuerdo de que, más allá de los bytes, somos maravillosamente humanos, y saborearlo sigue siendo una de las experiencias más extraordinarias.
Cenas Adivina: ¿qué es?
“Cenas Adivina nació en 2014 como un espacio para conversar con amigos mientras se cena, se toma una copa de vino y se comparten las experiencias de la vida. La idea, inicialmente privada, se difundió a través de Instagram, la cual suscitó gran interés y solicitudes de participación, hasta el punto de que Silvia pensó que ese espacio íntimo tenía que cambiar de forma y abrir sus puertas a todo aquel que quisiera participar de forma educada y respetuosa.
Ya abierto al público, Cenas Adivina es un formato en el que un experto e invitados intercambian conocimientos a partir de una temática de forma espontánea y sin guiones. Desde 2015, Cenas Adivina viaja por España gracias al aporte de una comunidad cada vez más grande, que ofrece espacios y oportunidades de encuentro y, desde 2019, con el apoyo de Ana, se enriquece con una nueva referencia estable en la ciudad de San Sebastián, con Cenas Adivina San Sebastián.“
En un mundo de hiperconexiones, que a veces nos hace sentir que estamos perdidos, el corazón de nuestro proyecto reside en la sencillez: crear espacios en los que verdaderamente encontrarnos, escucharnos y conectarnos de nuevo de una manera auténtica.
Partamos del gesto más simbólico que es la base del proyecto Cenas Adivina: el abrazo. Un gesto sencillo, pero que visto más de cerca es cada vez más raro, como si la sociedad actual se ajustara a una distancia sistemática. ¿Cuánto influye un gesto aparentemente tan pequeño en la percepción de la realidad?
“Cada Cena Adivina comienza con un abrazo y termina con un abrazo. Hoy vivimos la paradoja de que, por un lado, la conexión virtual continua nos bombardea y, al mismo tiempo, estamos cada vez más estancados en la gestión del contacto humano real. El abrazo se convierte en un gesto sencillo y funcional para llevar a todos los invitados a una dimensión en la que se toma conciencia, incluso con el cuerpo, de la realidad con la que se está a punto de interactuar. La magia de este proyecto es centrarse en hacer que la gente se sienta como en casa. Hay algo insuperable en el encuentro más allá de lo virtual; no solo conocernos, sino tocarnos, abrazarnos, escucharnos, sentirnos, permitirnos el lujo de ser verdadera y libremente quienes somos.”
Hay algo insuperable en encontrarse más allá de lo virtual, no solo encontrarse, sino tocarse, abrazarse, escucharse, sentirse y permitirse el lujo de ser quienes somos.
Vuestra #sororidad es un ejemplo concreto de cómo un abrazo puede marcar una gran diferencia en la vida. Contadnos un poco de cómo os elegisteis…
“Sí, es correcto. Ocurrió durante una Cena Adivina organizada en San Sebastián y, como es habitual, cuando nos encontramos nos abrazamos. Desde el primer segundo sentimos una energía muy bonita, la cual nos hizo percibir una complicidad importante que hemos ido fortaleciendo con los años.
Primero se convirtió en amistad y finalmente nos trajo hasta aquí para realizar juntas este proyecto. A partir de un abrazo abrimos las puertas de nuestro hogar, familia y corazón hasta que finalmente compartimos un sueño. Así empezó la aventura Cenas Adivina San Sebastián.”
A partir de un abrazo abrimos las puertas de nuestro hogar, familia y corazón hasta que finalmente compartimos un sueño.
Lo que realmente nos llamó la atención de su proyecto es que el encuentro con el experto en un momento determinado da paso mágicamente a una experiencia aún más increíble: la libertad de revelarse y la conciencia del otro…
“Partimos de una creencia muy sencilla: todo el mundo tiene algo que contar, una historia que compartir y una contribución que aportar. La responsabilidad que tenemos es crear el ambiente adecuado para que todos se sientan a gusto, se expresen con libertad y se muestren tal como son. Los invitados nos suelen contar al final de la velada que han compartido mucho más de lo que imaginaban al principio. Es cierto, siempre partimos de un tema, pero luego lo que prevalece en un determinado momento es la conexión extraordinaria que se crea entre personas totalmente desconocidas.
Esto sucede porque durante las reuniones los presentes escuchan de verdad y prestan atención a lo que el otro le dice. Nos centramos cien por cien en la persona que habla, en su historia, en lo que transmite, y esto hace que la conexión sea muy fuerte. Y al final resulta que todos somos más parecidos de lo que pensamos, con las mismas preocupaciones, las mismas ansiedades y las mismas ganas de sentirnos bien.”
Estamos cien por cien centrados en la persona que habla, en su historia y en lo que cuenta, en lo que transmite: esto hace que la conexión sea potente.
Hoy en día, las redes sociales parecen haberse convertido en el único lugar donde hay una vida, una carrera y una experiencia de verdad. Vuestro proyecto nació por la resonancia social que tuvo. ¿Qué nos podéis decir sobre este tema?
“Las redes sociales desempeñan hoy en día un papel en las interacciones humanas y en la forma de definir y construir la sociedad, es un hecho que no queremos ignorar ni oponernos a él. Sin embargo, lo que sí que es interesante para nosotras es también presentar una narrativa que consideremos constructiva. Las personas necesitan redescubrir el contacto humano y esta es la parte en la que intentamos trabajar. Uno de los elementos que caracteriza nuestras cenas es la ausencia de móviles. Es una manera de ayudar a las personas a estar ahí de verdad, que estén realmente presentes. Muchas veces no estamos realmente presentes en la vida cotidiana. Vivimos constantemente conectados, pero paradójicamente cada vez más desconectados. Estar ahí significa vivir el momento, lo que hoy se llama «Mindfulness».
Lo que siempre resulta fascinante en nuestras cenas es esa conexión especial que se crea entre personas que, hasta unos momentos antes, no se conocían. Y, como decíamos, esto pasa porque cuando estamos ahí nos escuchamos mucho. No nos distraemos, estamos completamente presentes y atentos a lo que el otro comparte. Te sumerges en las historias, rostros y pensamientos de quienes están frente a ti y esto hace que la conexión sea profunda. En un mundo de hiperconexiones, el cual a veces nos hace sentir perdidos, el corazón de nuestro proyecto reside en la simplicidad: crear espacios en los que las personas puedan verdaderamente encontrarse a sí mismas, escucharse y conectarse nuevamente de una manera auténtica.”
Vivimos constantemente conectados, pero paradójicamente cada vez más desconectados. Estar ahí significa vivir el momento, lo que hoy se llama “Mindfulness”.
Pero, ¿por qué, de todas las opciones, elegisteis hacerlo a través de las cenas?
“Este es un proyecto que se inspira profundamente en mi abuela – aún se puede ver el amor y el agradecimiento que desborda de sus ojos mientras Silvia nos habla –. Solía organizar reuniones en su casa para que se reunieran sus amigos. Partía de un pensamiento muy simple: «Si son mis amigos, también pueden ser amigos entre sí», porque vio riqueza en la conexión entre las personas. Mis padres también tenían siempre las puertas de su casa abiertas, con almuerzos familiares que se convertían en largas conversaciones en las que todos participaban con entusiasmo, porque conseguían que todos se sintieran a gusto. Lo más importante que he aprendido es que, al final, no importa lo bonito que sea el espacio o lo buena que sea la comida: lo que importa es cómo se hace sentir a la gente. Por eso nadie quería irse nunca. Hablamos de mindfulness, y hoy hay mil escuelas, teorías y prácticas para llegar allí, pero para nosotros en casa era simplemente sentarnos a la mesa y estar juntos, sin hacer nada extraordinario. Bastaba con estar ahí, y de ahí nació la magia.”
Al final, no importa lo bonito que sea el espacio o lo buena que sea la comida: lo importante es cómo hacer sentir a la gente. Por eso nadie quería irse nunca.
En este delicado intercambio entre lo virtual y lo real, ¿cuál es el aporte al cambio que quieren traer con el proyecto Cenas Adivina?
“Apostamos por crear un espacio auténtico, donde las personas puedan expresarse con libertad, ser ellas mismas y compartir sus experiencias vividas, todo lo que se ha formado al estar presente. Cada historia y cada experiencia es preciosa y merece que se escuche y valore. Para nosotras es un verdadero lujo poder comunicarnos sin miedo a que se nos juzgue, con respeto, cariño y amabilidad. Y enriquecernos entre todos a través del diálogo.
Queremos llamar la atención sobre el poder de compartir y sobre las personas, sobre el ser humano, para que sigan siendo pilares fundamentales de una sociedad en la que ser uno mismo no sea un lujo reservado a unos pocos, sino un derecho de todos.
Creemos que lo que nos define no es solo lo que hacemos, sino cómo experimentamos e interpretamos el mundo. Aprender a conectarnos nuevamente de manera directa y honesta hace que todo sea más tangible y pone en marcha el instinto común de tender la mano siempre que podamos.“
El verdadero lujo es poder comunicar sin miedo a que se nos juzgue. Creemos que lo que nos define no es solo lo que hacemos, sino cómo vivimos e interpretamos el mundo.