Sisterhood

Eterobasiche: ¿Hombres contra mujeres?

Infiltrarse en el estereotipo por medio de la risa: auténtico, entre dientes, irónico, resignado, no importa cómo sea, lo importante es bajar la guardia y abrir el debate.

La relación entre hombres y mujeres es un intrincado y antiguo laberinto de batallas, dominios, enfrentamientos, investigaciones y debates. Un tema complejo que nunca acaba (y que nunca acabará) y que suele virar hacia el «contra». Es precisamente en este polvorín donde se sientan ellas, las Eterobasiche. ¿Y qué hacen? Derrochan ironía en vídeos que parecen estar hechos para reírse, pero que les permiten hablar de cosas duras sin tanta seriedad. De esta manera, una risa sin hacer muecas abre el camino a una manera diferente de enfrentarnos. Se baja la guardia y, de repente, comienza el diálogo. Que la vida es dura para todos, hasta sin tener que ir a la guerra.  

Nos sorprendió bastante que muchísimos hombres nos siguieran, y no porque se sintieran ofendidos, sino porque querían entender después de habertenido la oportunidad de mirarse a sí mismos desde fuera.

Es bien sabido, ya lo cuentan los mitos desde hace milenios, que algunas veces una dosis de astucia sana ha llegado más allá que la defensa a ultranza. Ya sea por su origen romano o por el extraordinario don que tienen para transformar en ironía hasta las ofensas potenciales, Maria Chiara y Valeria están convencidas de que, más que batallas de principios, se debe a la fuerza de hablar un idioma común. Su proyecto, sin juicios y repleto de ironía, se convierte en una plaza virtual en la que al final, por un motivo o por otro, se sienta y se expresa. Aunque también se escucha a los demás. Y como se está de relax y no en el banquillo de los acusados, en lugar de defenderse se da el lujo de hacerse dos preguntas. Con una sonrisa y mucha sagacidad, las Eterobasiche ponen de relieve tópicos más antiguos que Roma.

¿De qué trata Eterobasiche?

Eterobasiche es un proyecto que nació en internet en noviembre de 2021 a partir de una idea de Maria Chiara Cicolani (25) y Valeria De Angelis (27). En su proyecto, que hoy cuenta con más de 300 000 seguidores en las redes sociales, las dos autoras imitan a los hombres heterosexuales básicos, es decir, a los italianos promedio, en situaciones comunes de la vida cotidiana. Despliegan una comedia bien hecha que funciona y que, al mismo tiempo, deja lugar a una reflexión que nunca es banal.

En sus vídeos hablan de todo: música, sexo, fútbol, entre clichés y jergas estrictamente romanas, fanfarronadas y estereotipos masculinos. Ganadoras del Premio Sátira Política en la categoría Redes Sociales en 2022, han estado durante 3 temporadas en el horario de máxima audiencia del programa «Belve», conducido por Francesca Fagnani, RAI2 y el 30 de abril de 2024 debutaron con su primer libro, «Romanzo di un maschio», publicado por Einaudi.

Os habéis estado burlando de nosotras toda la vida y ahora os vais a enterar. Al principio se reducía a esto. Después nos dimos cuenta de que teníamos algo grande entre manos y debíamos convertirlo en algo más.

Pero, ¿cómo son las Eterobasiche si las conoces más allá de los personajes? Tuvimos una agradable charla y ellas nos respondieron generosamente sin pelos en la lengua.

Una colaboración entre mujeres que mueve temas complicados vistiendo el uniforme del hombre promedio. Una elección que, sin duda, es poco convencional. ¿Pero cómo surgió esta idea?

«Por casualidad, por aburrimiento. Por ahí van los tiros. Era verano, no tuvimos la suerte de irnos de vacaciones y hacer cosas chulas. Estábamos en un pueblo perdido junto al lago y, para bromear entre nosotras, nos filmamos diciendo las clásicas frases del típico italiano que se va de vacaciones, para burlarnos de nuestros amigos varones: «Mira, en Italia lo tenemos todo, ¿sabes cuánto habría que pagar por este lago en el extranjero? No nos falta de nada, y cosas así. Obviamente dicho en dialecto romano. Lo publicamos en las redes sociales tras unos meses, simplemente porque sí. Sin embargo, se volvió muy viral enseguida y nos dimos cuenta de que el estereotipo del hombre promedio tenía todo el potencial para convertirse en un formato. Nos miramos y pensamos: ‘Os habéis estado burlando de nosotras toda la vida y ahora os vais a enterar’. Al principio se reducía a esto. Luego, de un día para otro, nos empezaron a reconocer por la calle y nos resultó muy extraño. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que teníamos algo grande entre manos y debíamos convertirlo en algo más».

Hablemos de #sororidad: ahora estáis aquí, reescribiendo las reglas del juego, pero en realidad os conocéis desde hace poco tiempo. ¿Podemos decir que fue amor a primera vista? ¿Qué os unió?

«Sí, nos conocimos hace prácticamente tres años y al poco tiempo nació el proyecto Eterobasiche. La nuestra no es una de esas colaboraciones que se basan en una amistad de toda la vida. Pero cuando nos conocimos nos llevamos bien enseguida. Aunque tuvimos vidas distintas, siempre habíamos experimentado cosas muy parecidas. Siempre fuimos las marimachos del grupo, cuando nos conocimos nos reconocimos inmediatamente: la misma forma de hacer bromas, hasta sobre las dificultades de la vida.

Somos dos personas muy autocríticas, y la ironía nos ha permitido sacar a relucir y decir verdades que a veces son incómodas y que con el paso de los años nos han herido, cansado y decepcionado. Sabíamos que no éramos las únicas».

Aunque tuvimos vidas distintas, siempre habíamos experimentado cosas muy parecidas. Somos dos personas muy autocríticas, era natural para ambas hacer bromas hasta con los problemas del día a día.

Existe el riesgo, en esta sociedad que está ahora más atenta a los filtros que a los contenidos, de que el concepto de empoderamiento femenino y de sororidad se diluya y pierda su fuerza. ¿Cómo lo veis?

«En realidad pasa que nos encontramos con una narrativa que habla de una sororidad muy adornada que esconde parte de la realidad. Pero no, hay que decir lo difícil que es ser hermanas y que no es un camino del todo positivo, donde vivimos en el mundo de las flores y todo nos sale de forma natural. En cambio, creemos que es normalizador decir que también discutimos, que a veces experimentamos sentimientos feos pero humanos, como la envidia y la competencia. Es normal que esto suceda a veces y quienes se encuentran dentro no deben sentirse en modo alguno inferiores a esa imagen de hermanas que a veces podemos ver en las redes sociales, que no es toda la realidad. Sí, sin duda, una historia de sororidad demasiado perfecta hace daño.

Porque somos poderosas a pesar de nuestras fragilidades. Porque luego en la vida real te encuentras viviendo situaciones conflictivas y terminas sintiéndote ajena a la narrativa. Y la abandonas si sientes que no estás a la altura. Pero es normal, el superpoder no es ser buenas y perfectas, sino seguir construyendo juntas, a pesar de todo. Esto es lo importante de la #sororidad. Somos seres humanos, somos imperfectos. Tal vez un día te despiertes sintiéndote enferma y con ganas de discutir. Si entonces piensas que las mujeres también tenemos que alinearnos con el ciclo… es un problema.»

(También) hay una narrativa de sororidad muy adornada que oculta parte de la realidad. Pero no, hay que decir lo difícil que es ser hermanas y que no es un camino del todo positivo, donde vivimos en el mundo de las flores y todo nos sale de forma natural.

El feminismo sigue siendo un tema controvertido a día de hoy. Habéis elegido contribuir montando la bestia indómita de la ironía. ¿Qué potencial veis en este enfoque?

«La ironía ciertamente tiene la capacidad de relajar y amortiguar esas actitudes defensivas que surgen con demasiada frecuencia y luego no permiten el diálogo. Las posiciones terminan polarizándose, como si existiera un mundo masculino contra un mundo femenino, la distancia aumenta y el problema se agrava. 

En cambio, la ironía es un medio que parece banal, la gente ve vídeos para reírse de las tonterías. Al final, esto permite que la gente no se lo tome demasiado en serio y quizás entable un diálogo, empezando por una risa. Digamos que temperamentalmente teníamos el camino un poco trazado en este sentido, nos quita la autoironía, nos quita el aire. Además, nunca he tenido miedo de decir malas palabras y nos gusta mucho el tema. La ironía nos permitió crear un punto de encuentro y mostrar a los hombres que las mujeres no siempre están bien arregladas, ni son claras, ni están serenas.

La risa crea un punto de contacto y esta es una urgencia muy actual. Un feminismo que no cuestiona cómo crear un diálogo dinámico entre las partes está obsoleto (en nuestra opinión).

Fue una agradable sorpresa para nosotras ver que nos seguían muchísimos hombres. Y no porque se sintieran ofendidos, sino porque querían entender. Pero por primera vez tuvieron la oportunidad de mirarse desde fuera y reírse con nosotras de algo que es de todos.  No solo hombres, sino también mujeres, porque a menudo es un sexismo arraigado en nuestra comunidad y en nuestros vídeos queremos de alguna manera resaltarlo. Irónicamente, hasta el hombre heterosexual básico puede bajar las defensas y decir: «Está bien, conectemos, riamos juntos por un momento y entendamos de dónde vienen estos estereotipos.»

La ironía es un medio que parece banal, pero que permite a la gente no tomarse demasiado en serio las cosas y establecer un diálogo, empezando por la risa.

En definitiva, hombres contra mujeres no sirve de nada. Los enfoques imperfectos pero menos polarizadores son mejores. Al final, lo que realmente importa no es la pureza de la forma (y aquí la ironía se desperdiciaría) sino poder dar un nuevo paso hacia un terreno común. 

Para terminar, más allá de la realización y el éxito personal, ¿cuál es la esperanza más íntima y noble que depositáis en el proyecto @Eterobasiche?

«Nos pasa muy a menudo que los hombres nos paran y nos preguntan ‘¿Cómo me los tengo que tomar (los vídeos)’? Bueno, para nosotras, esto ya es un gran éxito de por sí, porque a menudo nos encontramos en debates feministas, con interlocutores formados, perfectamente en sintonía con el tema, que se dicen cosas entre sí. Pero lo difícil es llegar a aquellos que están en una longitud de onda verdaderamente diferente para que tarde o temprano participen. Hemos asumido un papel complicado, sabemos bien que la forma en que bromeamos puede parecer mística y que alguien puede confundir la realidad. Pero el objetivo es empezar a tender un puente con aquellos que quizás todavía nunca se han encontrado en la situación de detenerse y reflexionar. Sin embargo, en el mundo actual, incluso para los hombres no es fácil entender, en nombre de la deconstrucción, qué nueva construcción de identidad deben adoptar. Deseamos que este proyecto se convierta, en cierta medida, en una herramienta útil para empezar a repensar, entre todos, una nueva identidad masculina dentro del feminismo. Es algo en lo que todos debemos trabajar. Con nuestro proyecto esperamos estar dando un paso. Lo ideal sería intentar dialogar cada vez más.»

Lo difícil es llegar a aquellos que están en una longitud de onda verdaderamente diferente para que tarde o temprano participen. El objetivo es empezar a tender un puente.